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martes, 4 de abril de 2017

Rainer María Rilke > Cambio.

Acuarela de Mateo Santamarta

CAMBIO

"El camino que lleva de la interioridad a la grandeza pasa a través del sacrificio"
(Kassner)

Hace tiempo que lo ganó en la contemplación.
Estrellas se hincaban a sus pies
bajo la ardiente mirada.
O las contemplaba de hinojos,
y el perfume de su ruego 
fatigaba a una divinidad,
hasta que soñolienta llegó a sonreírle.

Torres se sobresaltaron al sentir 
la intensidad de su mirada:
erigiéndose de nuevo, arriba, de súbito en él.
Pero cuantas veces el paisaje 
sobrecargado de día descansaba 
de noche en su percibir silencioso.
Confiados animales entraban
en su mirada abierta, apacentándose en ella,
y los enjaulados leones
se quedaban absortos como en incomprensible libertad;
pájaros le traspasaron en vuelo rectilíneo,
a él, que estaba sereno; las flores 
se miraron de nuevo en él
grandes como en niños.

Y el rumor de que era un contemplador
llegaba a conmover a las criaturas
menos visibles y más dudosas,
llegaba a conmover a las mujeres.

¿Cuánto tiempo estuvo contemplando así?
¿Desde cuando estaba allí absteniéndose íntimamente,
suplicante desde el fondo de su mirada?

Si, hecho a la espera, se sentaba en medio de la extrañeza
de un aposento, de un cuarto disperso, enajenado,
hosco por su presencia, y en el equívoco espejo,
de nuevo el mismo cuarto,
y después de la torturante cama,
otra vez lo mismo,
entonces algo deliberaba en el aire,
algo inaprensible deliberaba
sobre su sencillo corazón,
sobre un corazón dolorosamente ahogado por su cuerpo,
deliberaba y falló
que lo que le faltaba era el amor.

(Y le fue denegada la ulterior consagración.)

Pues hay, mira, un límite de la contemplación.
Y el mundo más contemplado
quiere crecer en el amor.
La obra de los ojos está hecha,
haz ahora la obra del corazón
con las imágenes en ti, aquellas que has captado;
pues tú las dominaste: pero ahora no las conoces.
Mira, hombre interior, tu muchacha interior,
esa criatura ganada de innumerables
naturalezas, ganada tan sólo, pero jamás amada todavía.

París, 20 de Junio de 1914

Texto tomado de la NUEVA ANTOLOGÍA POÉTICA
Colección Austral
Versión de Jaime Ferreiro Alemparte






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